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Anhelo por lo Indescriptible – 2 de Octubre 2016

2oct

2 octubre 2016
A medida que se siente avanzar en la vía, se requiere estar en sintonía con lo espiritual, esto nos invita a juntar anhelos por lo indescriptible. Cuando lo hacemos así, se experimenta la disposición de relegar la voluntad, y dejarla como la voluntad de lo Divino, siendo Dios en mí. Yo en Dios, soy Uno.

«Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor». (1 Juan 4:7-8) Eso lo mencionan los evangelios. La ley de amar a Dios está contenida en las revelaciones y en algunas escrituras sagradas, sin embargo la auténtica ley surge en el corazón del que está en la vía espiritual, y se sugiere como perfume de regalo que le llega de lo indescriptible.

Si se examina el aspecto teórico del arte de amar y se comprende, nos enfrentamos a la práctica del arte de amar. La gente ha perdido la capacidad de ver más allá de las cosas, espera recibir recetas del tipo «cómo debe hacerlo», algo así como pretender que le enseñen a amar.

Lo que sugiero es aprender a meditar, meditar es el mejor modo de aprender a amar a lo Divino. Si no encuentras placer en el contacto con lo esencial, te resultará difícil continuar la práctica.

Es difícil tener una proyección de hacia dónde se dirigirá la gente, es conveniente que recupere el deseo por lo espiritual, no necesariamente tiene que ser en base a una religión tradicional o filosofía. La verdad de amar a lo Divino es la comprensión de lo que Es, de instante en instante, sin la carga psicológica de estar haciendo algo bueno por la moral o las buenas costumbres, sino que es algo por sí, solo por el deleite que ello provoca.
R.Malak

Inatrapable Realidad

Dulce y encantador instante de conciencia,
punto infinito que dibujas colores de fría e incalculable pasión
revelando mudamente, misteriosamente,
una realidad tan simple que no es siempre evidente.
Absorta en ti se encuentra mi atención,
en asombro cautivado por tu magnífico baile,
 quieto movimiento, deslizándose armonioso como efímero canto.
Si te pienso desapareces y rememorarte es cual ver algo muerto,
como la intención triste de un titiritero
punteando hilos que tejen la malla del destino.
Te muestras sin designio,
descubriéndote al sacar tu vestido de memorias,
inalcanzable por la más creativa imaginación.
Si fueras un ángel perderías tu hermoso esplendor
porque no necesitas ni alas ni investidura.
De incorruptible pureza es tu brillo
enfatizado entre el azul y el amarillo…
¿Cómo es posible un amor tan indescifrable,
cuando lo que eres no puede ser objetivable?
En el insondable y oscuro fondo,
Infinito continente de conciencia,
muestras tu luminosa naturaleza
de escurridiza y lúdica permanencia.
Comprendo entre los traslúcidos velos
teñidos de conceptos, memoria e imaginación,
que ya no opacan tu generoso esplendor.
Basta una gota de voluntad para perderte
y desnuda entrega para revelarte.
Frente a frente,
mediando el espejo de la mente,
el encuentro abarca mi existencia totalmente
y en un descuido ante tanta maravilla
queda nada de mi, siendo tú todo lo que brilla.
Fundido el yo y el tú en puro Ser
Instante infinito y sin tiempo a la vez.
Por no haber límites reales a tan sublime omnipotencia
regresa luego el mirar habitual
dibujando estructuras de lo cotidiano
cual goteo incontenible de una cañería ancestral.
Y así nuevamente, como si nunca hubiese sido
en la cascada manifiesta de esta presencia
despierta el intenso anhelo
de que la vivencia se vuelva a dar
pues aun habiendo muerto renace la ilusión  
sorprendida porque aún permanezco para recordar.
¿Será acaso una sombra cuya función
es tan solo contrastar Mi vívida expresión?
Maria Luisa 

Silencio de yo

Silencio de yo cuando la intención del pensar se recoge en su fuente…
Sentidos abiertos y unidad esencial de toda percepción…
Puedes sobrecogerte inesperadamente en un éxtasis indescriptible…
Arrebatado de lo que era tu mundo, siendo pura felicidad.
Pasa el impasse… y la razón vuelve, envolviendo tu mirada y dándote de lleno nuevamente el mundo que conoces, sacudido por pesares y temporales alegrías. Lo que quieres y lo que no quieres. Entonces te preguntas, “¿por qué se fue? Lo quiero de nuevo”. La racionalidad, ese don inherente al hombre, busca hilar finos conceptos, construyendo teorías como un collar de cuentas algunas veces llamado doctrina.
La razón puede ser inevitable, como también puede ser inevitable una vida desquiciada.
El sano juicio y el orden en esta vida de tiempo lineal se hacen imprescindibles para funcionar en armonía con lo existente. De manera que te preguntas una y otra vez: “¿cómo recuperar ese estado maravilloso donde los temores y pesares habían desaparecido?”
El sabio explica, con un razonamiento ya bastante asimilado y contrastado:
La felicidad es tu naturaleza intrínseca, por el solo hecho de ser. La mente, como proceso funcional inherente a ti, emana generando este mundo de dualidad. En la dualidad todo adjetivo tiene su contrario. Pero el hecho de que la mente emane de ti, se debe a que la “sustancia” que la conforma es de tu propia naturaleza: conciencia.
Cuando la mente, que presenta pensamientos contrastados por sus opuestos, se recoge en su origen, la conciencia esencial, al igual que el aliento se inhala luego de cada exhalación, la cualidad del éxtasis pleno se muestra inmaculado, sin el tinte del deseo, la culpa, el temor o la duda. La felicidad no es un producto, es permanente. Se conoce cuando el si mismo pierde el apego a toda definición de si mismo, puesto que se comprueba que nada tiene que alcanzar ni que perder.
El deseo de alcanzar y lograr se produce por el condicionamiento resultante de un aprendizaje aceptado como cierto y demandante. Has creído que armar una identidad con ciertas características era importante y necesario para ser feliz. Comprueba que tú eres quien le da sentido a todo, incluso a lo que guardas con tanto celo: tus creencias. Viendo así, puedes mirar tus condicionamientos con objetividad, comprendiendo cómo han  creado las estructuras por las que miras tu vida y con las que mides el devenir, aceptando y rechazando.
Has estado en lucha con los acontecimientos, a la espera de que suceda lo que se ajusta a tu estructura. Pero las estructuras de cada ego son diferentes y sin embargo la vida corre como un río, indiferente a las preferencias de cada uno. Es la máscara de hierro que estás sujetando entre tú y lo que miras, lo que te hace parcializar todo. La máscara de ese yo que has armado te separa de ti mismo, en forma tan absurda. ¿Cómo algo puede separarte de ti?
Es necesario que te veas libre de todo pensamiento, para que comprendas que nada de lo que esas ideas dicen puede en verdad decir algo acerca de ti. Los pensamientos pueden estar ahí, no desaparecerán por un nuevo deseo de que eso ocurra. Sin embargo basta con que los notes. Al notarlos, puedes saber que ellos no son tu cárcel, sino en la medida que tú les des sentido.
Así, si nada te define, nada te falta y nada tienes que hacer o dejar de hacer. Tú no eres el hacer, el hacer es un proceso que ocurre ante tu mirada. Tú eres Felicidad.
De este modo, el sabio, ante el anhelo presentado de que se muestre la ansiada plenitud, entrega, como una muestra de Gracia, el conocimiento que da la señal. Aceptando en recogimiento y recibiendo esta información, en silenciosa reflexión, me quedo a la escucha, para que la indicación recibida me toque profundamente y me despierte de este sueño en que me creí un ser sufriente, en necesidad de evolución y mejora. En silencio observo, escucho y descanso, permitiendo que el yo que he sostenido como identidad flote ante mi observación, sin juicios, claramente, como quien ve un reflejo, un espejismo, que parecía real y no lo era. Esto es Gracia. El anhelo de Verdad y la verdad reflejada, se hacen uno cuando los ecos se encuentran en el espacio de mi propia conciencia. No hay mayor éxtasis que el Si mismo, siempre pleno y presente como Ser que soy. 
Maria Luisa

Anhelo y Gracia

A ti, mi amigo y compañero Anhelo, te voy a encontrar cuando menos te lo esperes, en pleno movimiento se te abrirá el asombro, y para que entiendas eso te contaré un cuento, que mil y una veces te he contado, un millón, miles de millones de veces has escuchado, una y otra vez lo has olvidado. Amorosamente, Gracia

(Foto de Firman Hananda Boedihardjo)
Por si no recuerdas…
Ibas caminando y entraste al metro
De regreso del trabajo
Ansiando llegar a casa
Hora pico, cansancio
y sudores escondidos
A ti, mi amado…
A ti te voy a cantar el canto
que te sumirá en los brazos
del cálido y refrescante…
alivio del real descanso
En ese rebullicio
apretujones y ansiedades
hora pico… hora cero
donde un ¡Basta!!! Bramaste



El movimiento ha parado
atrás queda el pasado
nada viene por delante
y en este instante
donde quietud o estatismo
pierden significado
en un aliento retenido
suspendido en la nada
sin miedo ni esperanza
quedas bien dispuesto
a disolverte en el fuego
de mi ardiente amor
Mis brazos te rodean
y al oído te arrullo
Hmmm…
Hmmm…
Hmmm…
Suavemente sostengo tu anhelo
como capullo encendido
¡esta joya!
la flor de la pasión
Graciosa operación
abriremos el secreto tesoro
y veremos que no todo
lo que brilla es oro
así…
ignorando la múltiple efervescencia
con un soplo de susurro
en íntima proximidad
te sugiero, casi inaudible:
Escucha mi sentencia

Eres el punto en la nada
que respira su emanación
Ningún ruido ni presión
ha sido nunca contigo
Eso es pura ilusión
En ti es plena la vida
y como ella misma late
Parece deseo, parece un anhelo
Pero como el respirar
Es solo tu aroma
el que quieres apreciar

Conciencia de saberse
surge iluminada
potencia racional
como función que ordena
y quiere aclarar
cuando solo acapara
Suelta la tensión
incluso del rechazo
el deseo es auspicioso
cuando anhela el regazo
origen de su pasión
Disuelve el temor
y la ansiedad del logro
en efecto y no en intelecto
en entrega y en recepción
escucha el susurro
de la emanación
No sale de un lugar
para llegar a ti
sale de ti
y no llega a ningún lado
Oh maravilla,
que tú mismo te escuchas
que tú mismo te sabes
que tú mismo te amas
Comprueba el ruido
de la confusa ilusión
que te dice que eres
la sombra proyectada
¡Contempla tu inocencia!
no eres el reflejo
eres la luz misma
que ilumina la conciencia
entiende esto
la conciencia como esencia
no es ajena a ti…
tú eres consciente observador
de todo contenido
iluminado por los sentidos
Pasa la brisa, pasa el sonido,
pasa el roce, el color
y la forma
se suelta el peso
se diluyen las cadenas
que has formado con el pensamiento
Suelta la idea, suelta el concepto
no importa el sentir
¡Siéntete dentro!
Amalgamado en el crisol
De la venturosa llama
Quemando toda la confusión

Queda ahí… en soltura
Despresurizada

Entrega y escucha
da y recibe
Suelta el deseo
y él traerá el regalo
Como un sabueso fiel
el deseo que emana
con sincera humildad
trae de vuelta
el sonido de ti mismo
vacío ya, cansado de indagar
como hijo pródigo
el deseo vuelve a su hogar
De manos vacías
al haber rondado
neciamente, persistentemente
en el mundo de las sombras
buscando experiencias
buscando evidencias
en todos los espejos
un largo caminar
como un sueño de encanto
se ha buscado a si mismo
en cada esquina y en cada canto
pasando por risas
y encalando llantos
De manos vacías y corazón ardiente
el buscador nada ha encontrado
que le pueda ofrecer
alguna evidencia
de su propio Ser

Arrepentido y cansado
regresa a la fuente
donde la sed ha saciado
y allí la promesa
del agua bendita
que de pronto
y con suma fortaleza
alegra su ánimo
y clarifica
toda duda, todo miedo
y toda torcedura
en plena certeza

Suelto como la brisa…
ahora ríe y canta
carcajadas al notar
las maromas del circo
ilusión encantada
boca de payaso
mofada separación
se ha vuelto de pronto
tu propia sonrisa


Así como el Buda
sereno y sonriente…
en pura contemplación
observa la huida y el regreso,
comprueba la ilusión
que anhela la unión
como una magnífica
película de ficción
Descansa… respira…
Y queda……………………
Tú eres el magnánimo Observador
observa los velos que se mueven
ante tu Visión
Recibe la suave caricia del Aliento
Y calienta el recinto donde Tú eres
El silencioso residente
Desde siempre y para siempre

Más allá de lo profano
Más allá de lo sagrado
Más allá de los pares de opuestos
Más allá del deber, del ganar, del lograr
Y de toda pérdida
Más allá del ascenso
Más allá del saber
Por encima y por debajo de todo
Ni afuera ni adentro
Ni saber ni sentimiento
Yo Soy
Y ahora…. Sal por esa puerta
Has llegado a la estación
Entra al hogar con ganas
O sin ellas
Toma el alimento
Que sostiene este tránsito
Y sabiendo y sintiendo
Sé lo que eres
Bebiendo, comiendo, durmiendo y haciendo
En la comprensión clara e iluminada
De que nada te está tocando
Nada te está moviendo
Y sigue por un tiempo
Como las aspas del ventilador
Recién apagado
Revolucionando
Hasta que sea dado
Sé feliz porque conoces la felicidad


Maria Luisa

Rezar – Orar

Rezar
La realidad de lo divino absoluto siempre está ahí. Cuando nos movemos entre los vericuetos de la mente y las emociones parece que estamos distantes de lo divino*. No importa cuánto esfuerzo hagamos, la comprensión parece esfumarse. Así es como alguien me decía ayer que sentía una enorme distancia entre lo que yo le decía y lo que él podía ver.
Mientras estamos viviendo esta vida, es imposible escaparse de los sentimientos, nadie deviene una máquina. Ya sea que el sentir se derive de nuestras ideas previas, ideales, expectativas, nuestras impresiones en la memoria, conformismo o rebeldía, o venga de reacciones involuntarias desde el propio mecanismo hormonal.
La calidez de lo divino, su amor incondicional, su impersonal y acogedora beneficencia siempre está disponible, si lo pedimos. ¿Por qué hay que pedirlo? Porque nos pone en la disposición adecuada, entona la mente y permite que fluya la inteligencia esencial que ilumina y baña de relax a nuestro organismo. Y nuestras ideas quedan en “stand bye”, entre las miles de posibles ideas que están contenidas en la conciencia, sin pescarlas.
La vida pasa entre dos riberas de lo placentero y agradable o lo desagradable y doloroso. No hay remedio para esto. Los picos de la emoción se mueven en función de cuán arraigadas están nuestras expectativas.
Moverse en la comprensión permite entonarse en la conciencia luminosa que cuida, otorga, limpia y ayuda. Sin que necesariamente las circunstancias se modifiquen a favor o en contra de nuestros deseos personales, todo lo que pase, todas las experiencias que vivimos, son acogidas, aceptadas imparcialmente y sin lucha, ante la luz de comprensión que viene de lo esencial de nosotros mismos.
En este entonamiento, se puede decir que estamos siendo uno con lo esencial, no diferentes de Ello. Esto no significa que la persona se vuelva conformista, sino que las cosas suceden bañadas en luz que las comprende.
Algunas situaciones o pensamientos disparan una cadena de sensaciones emocionales que pueden llegar a atormentarnos de tal modo que sentimos distancia entre mi ser y lo divino. Recordando al instante que en algún momento ha habido fusión consciente con lo divino, sin que hablemos de fe, más bien de certeza, en este “re-cordar”, lo cordial o corazón, centro, punto esencial, se vuelve prioridad de atención, y en ese instante, se produce la inmediata unión. Cierto que nunca hubo división o separación, aparte de alguna sensación o creencia, pero estas, las sensaciones y creencias, tienen el poder de confundir, y esto es a lo que se le llama Maya o ilusión. Estando imbuidos de Maya, no hay ninguna voluntad que pueda sacarnos de allí, aparte de solicitar, pedir, rezar. Es a esto a lo que se le llama rezo… pedir auxilio, para que la ilusoria separación se diluya como una bendición, siempre en mi, siempre en la Conciencia, valga recalcar. Pedir, solicitar auxilio, es ponerse a disposición, para que lo divino de mi se muestre y me abrace amorosamente, evidenciando el gozo implícito en el Ser, que es plena luminosidad consciente, acogedora, sublime y sanadora.
Maria Luisa
09-12-09
(*En esta exposición me refiero a lo divino como palabra que resume lo real absoluto, lo no dual, lo verdadero del si mismo.)