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Conciencia Centralizada

Conciencia centralizada

P: Quería hacerte una pregunta, si no es mucha molestia, claro. Quiero tener una imagen, un apuntador en mi mente que me ayude a entender esto. Yo no soy una persona, soy conciencia, que es consciente de este momento y todo lo que ocurre en él (por ejemplo comerme una gelatina). Tú también eres conciencia, eres consciente de este momento y de lo que ocurre en él (por ejemplo leer un libro). La pregunta es: ¿ tú y yo, somos la misma conciencia? y si es así ¿por qué no somos conscientes de lo mismo en este momento? porque yo no soy consciente del libro que tú lees ahora, por ejemplo.

R: No es ninguna molestia contestar tu preguntar, por lo demás, muy lógica y bien planteada.
El Ser Conciencia que es el mismo en ti que en mí, no hace diferenciaciones. Desde esa perspectiva no hay dos, no hay cosas, solo hay conciencia. Esta conciencia se centraliza como yo, como tú, y desde la perspectiva de la conciencia centralizada hay cosas, y se capta lo que concierne a tal centralización, y no lo que concierne a otra. Es precisamente lo que llamamos manifestación del Ser. Para que esto ocurra, hay una función de la conciencia que llamamos mente, la cual asume el ser como separado de las cosas, le otorga identidad y procede a generar la dualidad. Ahí entonces hay muchas cosas, muchas personas, muchos mundos individuales. Se arman las historias de cada quien, y no hay conocimiento de lo que el otro capta.
Si te surgen más dudas puedes preguntar. Un abrazo grande.
P: Muchas gracias por contestar maria luisa.
Considera que tienes un amigo en Perú (Emoticón smile), he logrado cierta paz interior investigando acerca de la existencia misma, del momento presente, de la no dualidad. por cierto todos tus vídeos los entendí a la perfección, aunque aún me surgen algunas dudas.
Si te entendí correctamente, desde mi espacio de conciencia no existe «yo y maria luisa» solo hay conciencia y lo mismo desde tu espacio, por eso somos «conciencia» y no porque ocupemos fisicamente el mismo espacio de conciencia.

R: No hay tal cosa como mi espacio de conciencia en lo referente a la conciencia esencial…. cada vez que hay mio y tuyo, es porque la mente está haciendo diferencias. Hay una sola conciencia, pero se manifiesta como yo separado, y eso es que se centraliza, un punto dentro del espacio, un individuo dentro del anfiteatro de conciencia. Esto es centralización, lo mio, el yo. Cuando no hay mio, ni yo separado, entonces me expreso sin diferencias, aunque siga presenciando un cuerpo, la mente, la historia. El que haya algo que presenciar, objetos en la conciencia, requiere un sujeto que las percibe. Esto genera la ilusión de ser alguien diferente de lo observado. Es una ilusión en la conciencia.

 

Eres lo real

Libar

Eres lo real

Libar de lo esencial

No supongas que uno, que es pura plenitud, tiene como objetivo el iluminar a los que no son conscientes, o elevar a las personas mundanas a lo real. Para uno como “ese”, no existe yo y el otro, por tanto no hay nadie a quien elevar; no hay cielo ni infierno, y el destino es una falacia, un juego teórico impulsado por las doctrinas establecidas. Todos caminamos por los intervalos de las ideas, moldeamos las formas del momento, y yo, como tú, no sigo falsos ídolos que vierten sus vocablos cocinados a fuego lento.

No es que los ojos de la mayoría estén cerrados a la comprensión, lo efectivo es que ellos cuentan las palabras y las sílabas para estrujar un entendimiento racional. Mi recomendación es: “abre tu corazón, las palabras girarán constantemente, absorbiéndose de mil maneras”.
Si lo real es lo que somos en nuestro interior ¿por qué no es evidente para todos? ¿Por qué no hay más gente que sea consciente de eso? La respuesta compartida es que la conciencia se ha centralizado, quedando vuelta hacia lo fenoménico y las actividades demandantes. Cuando la conciencia, que vuelta hacia fuera es llamada mente, se vuelve hacia si mismo, se auto-conoce, abandona las obstrucciones y se despliega dentro de Si mismo. El fuego de la mente, por ósmosis, se llena del espíritu de la libertad. Eso no es merecimiento, pues ello equivaldría a categorías mentales, y como el tiempo y el espacio, cambian según la costumbre. Uno, como las flores que se abren en el fondo del bosque, no busca a las abejas; ellas, trabajadores de lo real, las encuentran y liban del néctar y de su belleza. R.Malak

Los perros de la mente ladran

Silencio en la nada, conciencia de ser plenitud

Espacio silencioso y luz

Soy todo y todo es mí mismo. El mundo aparece real y es solo una ilusión proyectada en la pantalla de la conciencia. El agua no teme al agua, ni el fuego al fuego, de igual modo, no aparece el miedo ante una ilusión creada por mí, pues no soy nada que pueda sentir. Ser no pertenece a los estados de la mente. Ser contiene todos los estados, incluso el más demandante y corriente: el estado egocéntrico, tan habitual que la mayoría supone que es el estado normal de vivir. Lo que soy no tiene forma, ni nombre, nada soy. El apego al nombre y la forma se alimenta de miedo, y dado que soy nada no tengo apego pues la nada no teme a la nada. Aunque todos la teman, la nada toca la nada y se transforma en nada.  La normal experiencia de la libertad, o la transparencia de la propia mente en niveles más profundos, puede parecer comprensión pero es solo autoafirmación y engaño protector del ego, ya que la misión de este ha sido diseñada para proteger el instrumento de expresión. Si desapareces en el silencio, uno ya no es conciencia centralizada, en el mismo sentido en el que un río ya no es cuando se sumerge en el mar. El nombre, la forma, ya no son, pero el agua permanece y se aúna con el océano, siendo Conciencia de Ser en Plenitud. R.Malak

 

 

Contenido y continente

Esta imagen de la red muestra un espacio donde las identidades contenidas en él se pueden mover representando sus roles en el tiempo. Un anfiteatro donde se hace posible la observación de las historias… como la Conciencia.

Contenido y Continente

El objetivo de mi mirada no está en sustentar teorías, doctrinas o metodologías que revelen lo que ya han mencionado los maestros conocidos por su comprensión y sabiduría, por el simple hecho de que sus enfoques son tan claros, profundos y precisos, que no necesitan intérpretes adicionales.

Lo que hago es contestar a mi modo, al modo de estas tierras, de una manera cotidiana, usando símiles que son entendidos por todas las personas sin que requieran comprensión académica ni profesional del área del lenguaje o de la filosofía.

Alguien me comentaba lo siguiente:

-Cuando conocí la enseñanza no dual intenté aumentar mis lecturas con el objetivo de comprender.

-Decía: esa necesidad estaba sustentada por un deseo de trabajar sobre mi mismo y buscar respuestas, aun hoy día esta urgencia sigue ocurriendo.

-Agregaba: con ello vislumbro la diferencia entre la identidad y Ser, pero trato de llevarlo a la vida diaria, escucho todo con atención, probando de ambos frutos, lo que muestra la identidad. Se refería con esto: a lo dulce y lo amargo de las experiencias.

-Manifestaba: te pido que me ayudes a estar más allá de ambos extremos.

-Dice que cuando se refuerza el “yo” queda expuesto a los vaivenes de lo agradable y lo no agradable, en ocasiones por razones que desconoce, que es feliz por el solo hecho de ser y “cuando estoy en ese «estado» todo fluye «mágicamente» pero de vuelta cuando aparece el “yo”,  o sea el deseo, quedo una vez más expuesto a los vaivenes.”

Como todo este cuestionamiento involucra una referencia a un sendero no dual, puntualizaré algunos hechos que son reiterativos en las personas que se atreven a ver más allá de la ilusión fenoménica. Este saber aparece como un canto de sirena que encanta e invita a seguirlo. El modo de ver de los maestros tradicionales es inspirador y su profundidad permite salir de la angustiante búsqueda de placer en este mundo cosista y buscador de placeres superficiales y provocadores de una sed por engordar el ego.  Este modo de ver (de los maestros) era compartido en tiempos pretéritos de forma natural: la vida sin angustia. En cambio ahora los buscadores actuales, aunque hayan hecho esfuerzos intensos, se sienten fracasados dado que las señales que siguen no son precisamente claras. Quizás una de las razones es el uso de un lenguaje muy especifico, el cual tiene un significado preciso para quienes comparten esas modalidades o están en contacto con maestros o hábiles apuntadores, instructores. Lamentablemente sus señales e indicaciones no son conocidas completamente o más bien no están suficientemente socializadas.

Las razones puedes ser múltiples: religiosas, políticas, sociales, económicas.

Por un lado está el sesgo religioso, cada corriente intenta tener éxito en promover a sus líderes y su modo de interpretar la vida moral y espiritual. Cada corriente establece que son los únicos interpretadores autorizados de lo Esencial o Divino. Por otro lado está la cuestión política, la sociedad impulsa a actividades mecánicas para que la vida orgánica tenga éxito y con ello ha propuesto maneras que faciliten la convivencia de manera práctica. Tampoco puedo dejar de lado el currículum oculto que la vida en sociedad impone, ella persigue que los entes que la integran cooperen en su mantenimiento y cumplan las leyes impuestas, a veces en contra de lo natural y esencial.

Precisaré una vez más que todos nos asomamos al mundo fenoménico por medio de la mente, o dicho de otro modo, la mente construye el mundo fenoménico. Los estados de la mente conocidos como la vigilia y el sueño con sueños, comparten esta ilusión de modos distintos. En la vigilia se observa una continuidad, una lógica y una secuencialidad que se apoyan en la memoria de manera coherente dando la impresión de certeza. Este estilo de ilusión es compartido por todas las personas dando una aparente certeza de que lo que se vive es real. En el sueño con sueños esa continuidad no respeta los mismos patrones, ni tampoco tiene una lógica similar, sino bien podría presentarse de modo paradójico, aún así esta cualidad no es puesta en duda y es aceptada hasta que ese estado pasa a la vigilia y de inmediato se miden las experiencias de otro modo.

En cambio cuando observamos desde Sí mismo reconocemos que los procesos mentales son instrumentos de apoyo a la comprensión y la expresión de la inteligencia. Cuando la conciencia se muestra como continente y no tan solo como contenidos, sabemos que es la atención la que se encuentra en pleno funcionamiento sin obstrucciones. Cuando no es de ese modo, las actividades como el pensamiento circular nos atrapan construyendo mundos fenoménicos teóricos que nos hacen movernos entre el placer y el sufrimiento, así la atención se ve atrapada en los contenidos, en el anfiteatro del tiempo – espacio. De igual manera podemos decir del sueño con sueños que responde a los mismos modos como construimos esta ilusión, con características que bien podrían no ser secuenciales y también podrían no ser lógicas.

Se intuye (no encuentro otra palabra que lo pueda describir) que lo real es Si mismo. Esta comprensión no nos transforma necesariamente en guías espirituales ni tampoco en sabios, sólo nos hace vivir la vida a plenitud. Muchos suponen que se requiere un nivel de madurez espiritual que propicie esta comprensión, algunos recomiendan prácticas de austeridades, otros propician el ayuno, incluso algunos hacen votos de silencio. Todas estas cuestiones tienen el efecto de ordenar la mente, pero provocan una identidad acrecentada con un ego auto referente y se detecta además que crece la autoestima manifestando un aumento de la fuerza de voluntad que intenta imponer sus ideas a los demás, presentando incluso un adicional complejo de sentirse superior.

Ante la claridad se reconoce la cualidad de la ilusión y se entiende que las identificaciones, con sus atracciones sensoriales y distracciones mentales, son procesos normales que solamente muestran que la centralización de la conciencia ocurre como expresión de si mismo, que se muestra como contenido y como  continente, con la simpleza de ser lo que Es.

Por otro lado, si este modo de presenciar pudiera ser adquirido, entonces estaríamos hablando de una cualidad que así como se obtiene bien podría perderse. La cuestión no es así, lo que somos siempre lo hemos sido, la confusión está en el velo de nuestra atención que está vuelta al funcionamiento obsesivo de la mente, y que por su expresión natural se mueve entre el tiempo y el espacio. La ilusión tiempo – espacio es un engaño, entender esta cuestión es salir de la ilusión y puede darse de dos maneras: con forma y sin forma; detectar los objetos y certificar la impermanencia de ellos en el primer caso, y en el segundo verificando la inestabilidad de la identidad constatando que lo real es de donde nace la comprensión. R.Malak

NIRVANA

Nirvana

Cuando tenía 2 o 3 años de edad me pusieron una cerilla encendida en los dedos: tú eres Maria Luisa, la del espejo. Desde entonces sostener esa cerilla fue algo muy doloroso, pero no sabía que el dolor se debía a ello.

En la adolescencia comencé a preguntarme por qué tenía que cargar con un dolor profundo e incomprensible, cuando muy íntimamente sabía (intuía) el derecho a la plenitud. Entonces, comenzó una larga búsqueda en un proceso muy insatisfactorio de muchos esfuerzos.

Cuando a los 40 entendí ciertas indicaciones que me sonaban ciertas, y que finalmente habían llegado a mi, (o yo las había encontrado), simplemente comprendí que ya no había nada más que hacer, sino tal vez, esperar. O sea, me entregué. Seguí mi vida, pero ya con cierto alivio porque no había mucho más que “hacer” para sentir mi plenitud. La cerilla de la identidad seguía siendo sostenida.

De pronto un día, esta cerilla amaneció consumida, apagada. Así, por si misma y sin ningún esfuerzo o voluntad por parte “mía”. Se había terminado la ignorancia (de lo que Soy), por lo que la plenitud se mostró claramente, luminosamente, abierta, espontánea, viva.  Se reveló con el sabor de la eternidad, y me mostró con gracia, casi chistosamente, que lo que había buscado siempre había estado ahí: la realidad de ser.

Esto no parecía encuadrar con nada de lo que había leído, escuchado o aprendido, porque en el proceso de revisar las teorías, paralelamente había construido un ideal de ser, de realidad, una expectativa de cómo debía ser la iluminación, la realización de ser. Y ninguna expectativa, ninguna receta o mapa es jamás el territorio o el sabor de una comida. Por eso a esto no le puse nombre.

El origen de todas las ideas y de la identidad, siendo anterior a las palabras, no tiene nombre que se le acomode satisfactoriamente. Sorprende, desde ahí, cómo el despliegue de todo arma un mundo de hechos, percepciones de estos hechos, sensaciones respecto a ellos e interpretaciones tanto de los hechos como de las sensaciones. Presencio todo ello en silencio, desde ahí, desde lo que ilumina todos esos contenidos conscientes.

La conciencia es donde se sostienen los pensamientos, y estos no tienen existencia sino en ella. Verificar que observamos los pensamientos hace que seamos conscientes de nuestra independencia de ellos. En el sentido de que ellos aparecen o desaparecen, pero eso que los presencia se mantiene. Lo que es consciente de los pensamientos es pura conciencia, no es una entidad. Parece que fuera yo, la persona que es consciente, pero esta apariencia, por muy fuerte que sea, es justo la ilusión, el engaño, lo que confunde. El yo se ha construido por medio del primer pensamiento: yo soy Maria Luisa, la del espejo… la imagen de si misma.

Pensar en mí es sostener la imagen de mí. Es armar una ilusión, un espejismo proyectado de la presenciación que sostiene la imagen. Es el primer sentido de separación, de ruptura… es lo que produce que la centralización de la conciencia se congele y el dolor existencial se presente, como una aparente ausencia de plenitud. Ir al origen del pensamiento “yo” significa verificar que desde donde se observa este pensamiento no es un lugar, no está ubicado, ni en el cuerpo, ni en el espacio, y que cualquier nombre que se le de a ello que soy, viene a ser solo un concepto también observado y sostenido. Ir al origen es ser lo que soy, actualizarlo a cada instante, hasta que eso sea tan natural que se demuestre que todo esfuerzo es justamente contradictorio. Porque esfuerzo implica lucha, y esta implica separación entre yo y aquello con lo que lucho. Y toda separación implica dualidad, contradictoria a la realidad no dual. No dual es ser, ser conciencia en plenitud.