1 octubre 2016
Una diversidad de fuentes explican lo Divino, muchas de las cuales son ajenas a las tradiciones religiosas. Algunos sostienen que Dios es necesario para la salvación del hombre, pero este argumento sólo se mantiene bien si aceptamos el concepto teológico de la “salvación”. Hay corrientes espirituales que creen que a Dios se puede llegar por la fe -la fe entendida como un saber sin conocimiento, no basado en la razón-, no necesitan una demostración racional de Dios.
En cambio otros necesitan aprender por Sí mismo y esto es mantener la observación al paso de la acción, conociendo de modo directo, inmediato, aprendiendo -en el gerundio del verbo, lo que indica un presente activo- aprender, pero no de lo que ha sido acumulado.
Cuando aparece la comprensión se presenta como un resplandor total. No habrá una iluminación gradual ni parcial. El estudiante preparado y cuidadoso, si está bien atento, no tendrá dificultad. Así como el agua puede calentarse cada vez más estando en el fuego, y luego, sin haber alteración hasta el momento preciso, de repente hervir convirtiéndose en una constante de vapor, (no habiendo un periodo en el que se esté parcialmente hirviendo), después del resplandor viene la comprensión completa.
En el presente activo, (puedo llamarlo “en una meditación en la acción”, la verdad dentro de la totalidad y no dentro de la fragmentación), no vemos al universo desde nuestro intelecto o desde nuestra emoción, sino que, muy por el contrario, la atención consciente se amplía y la luz fluye saturando la parte.
Fundirse en Dios no es tan solo sentirlo dentro de sí, sino que la conciencia centralizada desaparece. En los momentos de exaltación espiritual la persona deja de ser individuo, Lo Esencial ocupa todos los espacios del instrumento cuerpo – mente – emoción. R.Malak.