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Senda Espiritual

Senda espiritual

En lo espiritual, la dificultad es el ego, no la mente

8 febrero 2015
Las preguntas que se escuchan en lo espiritual están relacionadas con la mente. Esta cuestión es un «nudo gordiano”, o sea, una dificultad difícil de salvar. Cortar el nudo significa resolver el problema. Se menciona: Si el Sí mismo está más allá de la mente y la realización es con la mente, ¿cómo se entiende esto? Existe esa dificultad, entonces, ¿cortar el nudo implicaría descartar la mente?
La mente es la función de la conciencia diseñada para moverse en la dualidad y en el espacio – tiempo. Es una facultad del razonamiento, elabora y construye pensamientos, los acumula y procesa informaciones. La dificultad mayor es que hemos construido un ego que intenta agradar su preponderancia específica sin considerar que solo es un reflejo de Si mismo o una imagen. R.Malak.

¿Juego o ilusión?

9 febrero 2015
Ir en busca de la felicidad es lo que nos mueve como personas, buscarla constituye un derecho, es la suma, es lo digno. La vida se puede mirar de dos modos: como un juego o como ilusión. La ilusión o Maya es el sueño de la dualidad en el universo de los fenómenos, es un breve intervalo en un océano sin límites.
La pregunta obvia es: ¿Por qué buscamos la felicidad? La confusión más importante es seguir la ilusión y olvidarnos del juego. Debo agregar que los demás siguen también la carrera de la vida. Se mueven junto con nosotros, no vamos solos. Podemos, como personas, vernos como un segmento de muchas fases de la vida, y aunque no podemos ser responsables del bienestar de los demás que siguen en carrera, sí somos compañeros de la senda. La meta de los demás también es la felicidad, pero si nuestros pensamientos y nuestra vista están siempre fijos en la meta, podemos perder de vista los pasos necesarios para alcanzarla, al olvidar el juego y quedar atrapados en la Ilusión. R.Malak.

Presente Activo

10 febrero 2015
Para muchos estudiosos la felicidad se asoma como objetivo para la realización. Mencionan, entre varias cosas, que es prácticamente sentirse que entre el Todo y el yo no hay diferencias. Hay algunos que ven esta cuestión como una meta que hay que establecer, en cambio, para mi es simplemente permanecer en el presente activo, no es una cuestión obsesiva de Ser, solo plenitud, paz en apertura, aunque se detecten problemas emocionales o conflictos del día a día.
La inteligencia esencial que emana sin detenerse no está limitada por el ego, no hay nada separado de sí misma y es plena conciencia. De allí que escriben los antiguos la frase que es familiar: “Yo soy lo que Soy”. En un comienzo, intentar descubrir la diferencia entre el presente teórico y el presente activo provoca inquietud, mas si se observa la inquietud sin rechazo, se atraviesa la obstrucción al identificar que es creada sólo por órdenes emocionales que mantenemos archivadas. R.Malak.

No hay división en el ver

11 febrero 2015
¿Acaso se necesita aprobación para decir lo que está dentro del corazón? La mayoría de las definiciones son como mapas, pero ellos no son el territorio. La información puede ser adecuada, pero aunque aumentemos al máximo la comprensión de lo Real no permitirá ver desde lo Real. Desplegar comprensión de Sí mismo es conveniente y necesario. Las hojas del bosque impiden ver los árboles, verse a Si mismo implica que ver es lo mismo que lo visto, son no dos, más aún, no hay diferencia de espacio tiempo. Este ver es observación sin juicio, sin partes, ver total. No hay división en el ver, es plenitud y evidencia todo de una sola vez, resplandor repentino no dual. R.Malak

La estructura del tiempo es conceptual

12 febrero 2015
Lo esencial de la naturaleza, en su expresión manifiesta, siempre está en el éxito, porque no hay razonamiento sino que lo que hace es seguir su propio fin. Se mueve por un plan no definido por la lógica sino por propósitos que siguen una ruta fundamental buscando su nivel. Es difícil de comprender con el modo dual que conocemos, tratar de entenderlo implicaría acercarse a ese fin por medio de un esfuerzo, para considerar el movimiento como un conjunto.
Atrapado en un concepto llamado “tiempo”, lo que se alcanza y lo que se olvida se hace cada vez más objetivo en el pensamiento, hasta que el tiempo mismo se convierte en una carga. Se convierte en algo tan estructurado con respecto al tiempo, que llega a darse cuenta de que tiene muy pocas ocasiones de ser lo que verdaderamente es. Y generalmente es la naturaleza, como manifestación de lo Esencial en lo exterior, la que logra desafiar al ego centralizado. R.Malak

Atrapados en la confusión

13 febrero 2015
Me preguntaron cuál es la razón por la que escribo, más aún, por qué estoy escribiendo diariamente en este último periodo. Es difícil definir el motivo, solo me mueve una sensación de expandir consuelo, lo veo como una acción que no está tan solo limitada a la mente. Me acerco sin ninguna explicación lógica con el intento de aliviar la angustia mental.
Todos necesitamos consuelo, cualquiera que este sea, porque los reveses, necesidades y agravios están en el menú de cada uno de nosotros al movernos en este plano manifiesto. Todos tenemos que hacer frente, ocasionalmente o continuamente, a hechos inevitables que por lo general no entendemos, teniendo que ajustarnos a esos incidentes desagradables. Muchas personas se sienten que están atrapadas, casi diría que en esclavitud, como viviendo bajo la ignorancia causada por el poder de la confusión. Por eso escribo, quizás una palabra pueda provocar luz y comprensión. R.Malak.

Programación desconocida

14 febrero 2015
La imaginación tiene el aroma de la verdad y construye la senda de la vida señalada, ya que emana del corazón. Al no revisar lo que sucede en uno, hemos elaborado en el interior rutas que se van ejecutando en el exterior. Este programa aparece como la cualidad de desear que va acumulando posibles diseños, y, sin que nos demos cuenta, de este modo hemos entregado el visto bueno a su ejecución. Estos diseños no han pasado por medio de la mirada de la mente razonadora.
El movimiento interior sin dirección ejecuta lo que hemos deseado, sea lo que esto sea, más aun si le hemos agregado la cualidad creativa de la imaginación, que le adiciona la fuerza que proviene del corazón. Es conveniente, si no hemos aprendido a observar sin juicio, al menos que se impulse a la ruta los deseos justos, de plenitud, de la riqueza en comprensión, de la amistad y del amor, como fuente principal de expresión de Si mismo. R.Malak

4 de Marzo 2014 – Asombro

Abismado por la existencia

Si no tengo “yo”, ¿dónde está lo “mío”?

 

Con naturalidad las personas se abisman del morir o de ver morir, pero es raro el que se abisma del nacer, lo que merecería más su sorpresa puesto que ello lleva a quedar sumergidos en la ilusión del vivir, sumergidos en una comprensión inestable, cosa que no tarda en darse al ser programados y reprogramados por ideas y estructuras condicionantes.

Las razones que se tengan para que cada cual se mueva – ya sea dentro del circulo lógico, emocional, de la acción o de los logros – pueden ser múltiples y variadas, lo interesante es que hay un modo, normalmente no considerado, de estar en la vida y de observar el mundo, que no es nuevo, y está siendo aceptado con mucha fuerza y buscado con dedicación. Este es el modo no-dual, que deja lejos lo impermanente de la vida para que lo real tome sentido de autenticidad.  Este modo plantea que el mundo es una ilusión y que la realidad no se presenta a los ojos y, por ende, no es posible reconocerla objetivamente. Menciona que lo apreciado solo es aceptado por el filtro de la identidad a través de las ideas y conceptos, una idea dentro de infinitud de ideas. Para un buscador sólo hay una manera de ser feliz: complacer a la fuerza interior que presiona por expresarse. Esta ocasionalmente se expresa como éxtasis, es algo que se siente de modo emocional, ilumina de una dicha que satura el corazón de cada aspirante, también se siente esa dicha cuando la mente buscadora se fija objetivos inspiradores.

Claro está que el número de personas que engañan a otros es inmenso pero el número de las personas que se engañan a sí mismas es infinitamente mayor. Se puede seguir enumerando lo que se presenta, solo que en lo personal, no aparece nada como mío propio sino como expresión de lo que se observa. Si no tengo “yo”, ¿dónde está lo “mío”? El que ve sabe que, con un poco de atención, el otro verá también, pero no se plantea la cuestión de entregar nada. Se expone lo que se comprende, se muestra un camino corto y fácil para que sean capaces de ver lo que se ve, pero deben abandonar ese modo de aferrase a los viejos hábitos de pensamiento, de sentimiento y de acción. El conocimiento de sí mismo es una dimensión completamente nueva, donde no hay nada que dar o tomar.

El deleite de estar en la línea de compresión indicada por Si mismo es algo que sentimos desde los pies a la cabeza; toda la persona lo disfruta. El deleite lo sentimos por todo el cuerpo cuando estamos totalmente dedicados y escuchamos sin condiciones las expresiones de Si mismo. Lo más sutil de lo sutil, lo más grande de lo grande, contiene la identidad dentro de sí mismo dando la impresión de que el contenedor es lo contenido al sentirse en pleno corazón. De pronto, en forma inesperada, no causal ni casual, estamos de frente al resplandor no-dual, como esa comprensión que sobreviene.

Explicado de otra manera, por ejemplo, puedo decir “nosotros, usted y yo parecemos vivir del mismo modo”, la duda se plantea en que lo que yo veo no es lo mismo para usted que para mí, incluso si tomamos agua, en la acción existe un abismo, en su opción de beber agua y en la mía. Usted bebe agua, en cambio mi beber está relacionado con el resplandor no dual y lo bebo hasta el tope. El ambiente externo aparece diferente a cada observador según varíen las condiciones de tiempo y espacio, y ahí está lo crucial del problema de las ilusiones creadas por los órganos sensorios.  El conflicto se produce pues lo absoluto aparece diferente a cada individuo, debido a las diferencias en los correspondientes sujetos y objetos, aunque exista en su forma verdadera y única en lo Divino.  R.Malak

 

 

 

Luz a mis memorias

la foto (2)

Hace unos meses me detuve a reflexionar sobre el sendero que comencé a recorrer hace años cuando me invadía mucha inquietud causada por una intensa sensación de carencia. No sabía por qué la sentía pero la intuía claramente como el anhelo de sentir paz plena. Se presentó en la adolescencia como un sufrimiento psicológico que se fue pronunciando paulatinamente y que por mucho tiempo traté de solucionar con la ayuda de profesionales de la psicología. Ya adulta, casada y con hijos, bello esposo, bellos hijos, suficientes comodidades, bienes y experiencias gratificantes, empezaron a ocurrir cosas que me obligaron a revisar mi comprensión de la vida y de mí misma, sacándome de la comodidad y empujándome a investigar. La psicología no fue suficiente, las acciones que llevé a cabo tampoco. Igual me puse en marcha, hice todo lo que pude para salir de mi atormentada existencia. Entonces se me hizo claro lo que en verdad me estaba llamando: el reconocimiento de mi verdadero ser, lo que resultó ser un asunto de lo que considero ahora la espiritualidad genuina, en el buen entendimiento del concepto espiritual.

Para esta labor me puse a revisar y ordenar muchos escritos y poemas que realicé desde que surgió en mí la inclinación a escribir, pasados los treinta años, y que llevaban engavetados mucho tiempo. Estos, sumados a un diario al que me dediqué concienzudamente durante el primero de los ocho viajes que hice a India, cuando fui a encontrarme inicialmente con Sai Baba, y que inmediatamente me fue llevando por la vía del Advaita Vedanta, los fui ordenando sobre la estructura de un relato novelado.  En él narro mis orígenes, las anécdotas que fueron marcando el proceso de búsqueda, las anclas que fui colocando en el mar de mi entendimiento, las señales que me indicaban hacia dónde estaba la salida del laberinto de confusiones, y finalmente una experiencia que transformó radicalmente la comprensión. Al darle luz a estas memorias puedo reconocer situaciones comunes a las personas que he conocido estos últimos años, las que se han encontrado envueltas en sus propios procesos de búsqueda. Una búsqueda que muchas veces parece ser psicológica, otras espiritual, aunque en el fondo es una búsqueda común: la paz mental, la felicidad que no depende de las cosas ni de lo que pasa en la vida, sino la felicidad a la que podemos acceder libres ya de lo que creímos que nos limitaba.

En este momento estoy en el proceso de revisión de todo el escrito, y asumo que muy pronto será publicado. Estudio varias opciones aunque no sé cuál será finalmente el procedimiento para hacerlo público. Estoy abierta a sugerencias, las cuales me van llegando poco a poco.

Maria Luisa

 

POR QUÉ ESCRIBO

Estoy sintiendo el brote de una nueva semilla en mi, quizás no es nueva, quizás estaba congelada esperando la ocasión. Esta semilla carga una fuerza sobrecogedora que sobrepasa mi comprensión. No puedo vislumbrar aún la planta que crecerá y se mostrará ahí.

Tal vez la edad, la experiencia… permiten ahora vislumbrar algo y lo que se muestran son las trabas que no dejaron nacer antes el poder y la fuerza que me abrasa.

Por ahí escuché que cuando se escribe se hace por puro placer y alguien lo debatió aludiendo que eso no es cierto, que se escribe porque se tiene algo que decir. No sé cuál guarda la verdad, me está pareciendo que los dos aspectos son ciertos. Escribo, porque al hacerlo, primero me ordeno, y segundo me permite expresarme. Ordenar me produce placer, una cierta satisfacción, un desahogo. La otra parte es la de la expresión, pero esta necesita verse reflejada como un compartir. Es como la luz de ser conciencia que se expresa sin razón sin embargo se reconoce a si misma como existente gracias a que se refleja en el espejo de la mente. Así es como escribir puede que sea solo una acción de expresión pero quedará latente la necesidad de satisfacción plena y total mientras no haya eco, para que escribir sea también comunicar y recibir el reflejo que demuestra que no solo se está diciendo, sino también compartiendo.

Lo que digo muchas veces no resuena, no produce eco. Me pregunto por qué. ¿En qué sentido se hace lejano al lector de estos textos el contenido que presento? A veces me desalienta, me digo: tengo esta necesidad aún de seguir escribiendo, pero ¿qué sentido tiene si no toco a alguien con ello? A veces supongo que lo que digo no se comprende, otras que su fuerza es demasiado arrolladora, aniquiladora, sin dejar oportunidad para el intercambio. Me sobrepasa. Entiendo que hay una cantidad de cosas que van determinando la manera como digo lo que digo, y deshacerme de ellas, limpiar el modo, no sé cómo permitir que suceda.

Es más fácil ver lo externo, describir los hechos. Contar una historia. Supuestamente más fácil, porque no habría involucramiento, necesariamente, de la fuerza psicológica que suele acompañar la experiencia de vivenciar un hecho o una historia. Sin embargo cuando un cuento se narra destacando la emoción y la cualidad psicológica de cada vivencia se hace más vivo y cercano. Es más completo. Un personaje no puede desligarse de su emocionalidad y una historia no es tal sin personajes.

Ya esto me va quedando más claro. La doctrina Advaita ha sido una adecuada descripción de lo que he comprendido acerca de mi verdadera naturaleza. Como doctrina, como enseñanza, como algo que muestra (enseña) me parece fabulosa… mas reconozco que hasta un cierto punto. La realidad no puede encasillarse dentro de ninguna doctrina y menos aun cuando la realidad que se comprende está más allá de la tendencia estructuradora de la mente. Toda doctrina es una estructura de enseñanza que puede ayudar si está bien dirigida, aunque también puede trabar porque en las estructuras mismas se encuentran las trampas que encasillan la libre y completa comprensión.

Ahora, iré al punto que me concierne en este momento. Si al comprender la naturaleza de ser se descubre la no existencia real (que se sostenga por si sola) de la persona, si al comunicar esta avasalladora revelación uno se desprende de la persona, el que escucha, enmascarado como se encuentra dentro de su personalidad, no puede, de ninguna manera, ni asimilar ni aceptar este enunciado: la persona es irreal. La exposición que se entrega a este que escucha hay que aliñarla de persona, de cuento, de historia llena de todo lo que concierne al ser manifestado. El ser manifestado es como el reflejo de la luz en un espejo, es decir, lo esencial se manifiesta como una persona, una identidad, en el caso de lo humano. Y como animal, planta, mineral y todo lo existente, en el resto de las cosas de este universo. Ahora me interesa lo humano, porque es donde nos ubicamos.

Nuestra humanidad es compleja. Es el vestido con que la luz se mueve dentro de si misma, con hilos tejidos de tiempo y espacio. (Nuevamente no se quien va a entender esto, necesito salirme de tanta profundidad, a ver, de nuevo lo intentaré).

Sabemos que somos, sin ninguna duda. Podemos percibir y darnos cuenta de la solidez de nuestro cuerpo y de las no tan sólidas emociones que nos movilizan energéticamente. Sea como sea,  nos percibimos a nosotros mismos como una densidad que se mueve en el mundo y que recorre el tiempo, sometidos a la impresión constante de experiencias que dejan huellas en esta masa de cuerpo y psique. Huellas de la edad, huellas de recuerdos dolorosos y placenteros. Estas huellas van moldeando el paquete que parecemos ser, van dando forma y produciendo maneras de ser. Estas maneras perfilan nuestras personalidades. Nos identificamos, armamos identidad con ellas. En base a esta identificación resonamos con unos o con otros. Así que cuando se plantea que no somos estas identidades perdemos el piso donde sostenemos toda la comprensión de las cosas que vivimos. Y aquí, o se penetra en el territorio de la investigación, o la comprensión queda perdida al azar de las vivencias, sin anclas que ayuden a la irreprimible capacidad de la mente de concebir y racionalizarlo todo.

Por eso la labor de compartir la comprensión de lo real es difícil, muchas veces complicado, generalmente muy lento, y la mayoría de ellas es desalentadora. Además, aquí también está la masa llena de huellas de existencia, de condicionamientos, de yo. Digo que mi comprensión me sobrepasa cuando la veo a través de este yo marcado por las huellas. Cuando no hay este yo, cuando hay placidez total, ni siquiera hay necesidad de escribir. Así que comprendo la dificultad que se plantea al pretender deshacerse de un yo que no puede desaparecer, porque cuando se dice yo, se está apuntando de dos maneras posibles: yo como esencia (donde no existen dos, tú y yo) y yo como persona. Así que siempre hay yo, porque siempre hay ser, y no hay otro ser que yo mismo, es decir, si yo no existo, ¿qué otro ser puede existir? Obviamente al escribir, si está presente la mirada desde lo esencial, basta escribir sin necesidad de recibir respuesta, y si está presente la mirada desde el yo dual, entonces junto a ello surge la necesidad de un compartir de doble vía. Es ahí donde surgen la inestabilidad, el deseo, la movilización. La manifestación es inestable, por eso siempre está en movimiento, nada queda fijo, absolutamente nada. Solo la existencia misma es eterna, la existencia de todo lo posible, la conciencia plena de todas sus posibilidades, de todos sus contenidos, es decir, de todas sus manifestaciones en movimiento constante, por siempre.

Hasta aquí llegaré por hoy. Y recibiré de muy buen grado cualquier comentario que muestre que alguien leyó todo esto hasta el final, que sea como un juego de ping pong, donde vea que alguien ha recibido alguna comunicación, ya que yo soy, tanto lo esencial eterno que todos somos realmente, como la persona que es humana, sensible y con necesidad de compartir.

Maria Luisa